sábado, 12 de marzo de 2011


Buenos días, mundo. ¿Me haces un regalo hoy? Me gustaría leventarme de la cama y encontrarme una rosa. Roja no. Blanca. Pura. Para escribir en ella como si fuese una página nueva. Una rosa dejada por alguien que piensa en mí y a quien todavía no conozco. Lo sé. Un contrasentido. Pero me haría sonreír. La cogería y me la llevaría al instituto. La dejaría apoyada en el pupitre, sin más, sin decir nada. La dejaría allí toda la mañana. Después, a última hora, arrancaría una a uno sus pétalosy, con un rotulador azul, escribiría letra a letra, una sola en cada pétalo, la frase de aquella canción tan bonita: "Entre los obstáculos del corazón hay un principio de alegría que me gustaría merecer..." y después tiraría los pétalos por la ventana. El viento se los llevaría. Podía ser que alguien se los encontrase. Que volviesa a ponerles en orden. Que leyera la frase. Y que me viniese a buscar.Él quizá. Ya. Pero ¿quién es él?

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