El día que te conocí pensé “¿Se ira a fijar en mi algún día? no se solo el destino lo dirá” y esa tarde que te acercaste a mi y me dijiste porque siempre me miras de esa forma, me puse tan nerviosa que no supe que contestar, después de que mi mente viajó hacia lo que realmente pensaba contestar dije “no se, será por que me gustaría ser tu amiga”.
En ese momento me diste una sonrisa muy linda que me impacto más de lo que yo ya estaba y con honestidad respondiste “me encantaría”.
Me quedé como si en ese momento me hubieras hecho la pregunta de porque te quería.
Empezamos a comunicarnos, a conocernos cada día y con el paso del tiempo fue creciendo nuestra amistad, hasta que un día me dijo una persona “ármate de valor y dile el hechizo que sientes hacia él” y yo contesté “no podría destruir una bonita amistad por un relación que a lo mejor a el no le importa en ese momento”.
Me di cuenta que yo ya estaba diciendo lo que aun no salía de tu boca.
Después de tanto pensarlo dije por que no, se lo diré y sin temor a un rechazo me arriesgaré.
Y te dije con estas palabras “sabes, el día que te conocí me hechizaste con tu mirada, con esa voz que nunca soñé y con el paso del tiempo me fuiste enamorando con tu encanto, con tu alegría que me transmitías” y tu respondiste “aclara tus sentimientos por mi, y el día que estén aclarados hablaremos de nuevo”.
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