jueves, 21 de abril de 2011


-¿Te has dado cuenta de lo tarde que es?
- No. Me da igual. Quiero estar contigo, este momento, es mi momento, hace tiempo que quería experimentar esta sensación, de libertad y seguridad, te quiero, ¡más que nunca!
-Deberíamos marcharnos, es tarde y ¡tus padres te castigarán! y yo eso, no quiero, no podré aguantar sin verte, sin abrazarte ni besarte, sin escuchar tu voz, sin observar como pestañeas cuando me miras, o ves algo extraño, sin reírme de algunas cosas estúpidas que dices…
-¿Digo cosas estúpidas?
-¡Claro! Dices que me quieres más que yo a ti, y eso es una verdadera estupidez.
-Eso es la cosa menos estúpida de todas. ¿No me crees? Realmente, ¿debo hacer lo que estoy pensando?
-¿Qué piensas hacer?
Ella saltó, le tiró a la arena y se tumbó encima de él, sonriendo, ampliamente, feliz de tenerle a él, con ella y le besó apasionadamente.

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